El último fin de semana de octubre llega con un guion amable para quien sueña con mojar la tabla en Arrietara-Atxabiribil
y, si el viento acompaña, rascar algún vuelo dinámico en los acantilados de Sopelana. Entre el viernes 24 y el domingo 26 de octubre se espera un tiempo otoñal estable, con temperaturas templadas de día, noches más frescas y nubosidad variable que solo el domingo podría dejar algo de lluvia por la tarde. Son días de transición: luz todavía generosa a mediodía, mar con pulso otoñal y brisas más dóciles que en pleno verano. Según los modelos consultados, el viernes verá un aumento de nubosidad, el sábado alternará claros y nubes y el domingo tenderá a encapotarse con opción de chubascos tardíos. Máximas en torno a 21–22 grados el viernes y el sábado, y unos 18 grados el domingo; mínimas entre 10 y 14 grados.
Viernes 24 de octubre
Jornada templada, con cielos que irán cubriéndose a medida que avance el día. La temperatura máxima rondará los 22 grados y la mínima se moverá en torno a 14. Para el surf, el arranque de la mañana suele ofrecer mar más ordenado si el viento se mantiene flojo; a mediodía, la brisa térmica puede levantar algo de textura. La nubosidad creciente no es mala noticia: ayuda a contener el térmico y puede dejar un mar algo más limpio para la última hora. Para el parapente, escenario típico de brisa de mar moderada en la costa: útil para dinámico si entra alineada al acantilado, pero con poca energía térmica en el interior. Ventanas más seguras y agradecidas a media tarde, siempre que el viento no role hacia cruzado o se refuerce. Atención a la humedad: con más nubosidad, el aterrizaje junto a la playa puede volverse más pegajoso y engañoso en la frenada.
Sábado 25 de octubre
El día más “amable” del fin de semana: soleado a parcialmente nublado, máxima alrededor de 21 grados y mínima cerca de 12. Para el surf, pinta a jornada de dos turnos: primeras horas con mayor probabilidad de glass si el viento amanece contenido, y última luz con olas algo más abiertas si el periodo sostiene. Mediodía, como de costumbre, más expuesto a la brisa. Recomendación práctica: escalonar baños cortos, aprovechar series y no perseguir todo set si el pico se llena. Para el parapente, el sábado ofrece la ventana más predecible para dinámico: techo moderado, térmica discreta y, con suerte, un flujo laminar suficiente para manteo suave en ladera. Si aparecen ciclos más vivos, será hacia las horas centrales; conviene tener un plan claro de salida porque el tráfico en playa sube y baja con los huecos de sol.
Domingo 26 de octubre (con cambio de hora)
La atmósfera se revuelve: cielos bastante nublados y probabilidad de lluvia por la tarde, con termómetros más contenidos (máxima en torno a 18, mínima cerca de 10). Para el surf, la primera franja del día —más todavía con la hora “nueva”— puede ser el mejor comodín antes de que llegue el viento de norte o los chubascos. A partir del mediodía, esperar olas menos ordenadas y picos móviles si el parte se cumple. Para el parapente, el domingo es el día más delicado: nubosidad baja, roladas y riesgo de que el viento se quede cruzado. Si aun así aparece una ventana corta para ladera, conviene mantener vuelos conservadores, clavando márgenes y con aterrizajes holgados. Y si la línea de chubascos entra temprano, tocará quedarse en tierra.
Recordatorio importante: en la madrugada del domingo 26 se realiza el cambio de hora de otoño. A las 03:00, el reloj se retrasa a las 02:00, de modo que amanecer y atardecer “caen” una hora antes en el reloj. Esto afecta a la logística: la mejor luz para surf y las posibles ventanas para volar se desplazan en la agenda, y la última serie de la tarde llega antes de lo que la costumbre dicta. Ajusta alarmas, quedadas y, sobre todo, el margen de seguridad al atardecer.
Consejos operativos para ambos deportes
— Planifica por ventanas: viernes y sábado son los días con mayor probabilidad de sesiones largas; el domingo, piensa en un “hit and run” matinal.
— Sé flexible con los picos: la afluencia en Sopelana crece con los claros; moverse 100 metros a la derecha o izquierda salva baños y evita sustos en el take-off o en la orillera.
— Seguridad primero: si sopla cruzado en ladera, no fuerces. Y si el mar se desordena con la lluvia del domingo, corta a tiempo la sesión.
— Equipo y otoño: neopreno en buen estado, leash revisado y, para quienes vuelen, revisa líneas y bandas; la humedad y la arena pasan factura.
Un fin de semana que premia a quien se levante temprano y sepa leer el cielo. El viernes y el sábado apuntan a jornadas disfrutonas con margen para improvisar; el domingo exige precisión de reloj —paradójicamente, el que cambia— y cintura para poner rumbo a casa si el frente cumple. La costa vizcaína entra en su modo otoñal: menos estridencias que en verano, pero con recompensas para quien entienda que, en esta época, los mejores baños y los vuelos más bonitos caben en una ventana corta. Y este fin de semana, esa ventana está ahí: solo hay que abrirla a la hora correcta.
