La evolución de las protecciones dorsales en el parapente: de la espuma al airbag inteligente
Durante décadas, el parapente ha ofrecido una de las experiencias más libres y emocionantes del deporte aéreo. Sin embargo, esa misma libertad ha estado siempre acompañada de ciertos riesgos, especialmente en las fases de despegue y aterrizaje, donde el cuerpo del piloto queda expuesto a impactos. Es en este contexto donde las protecciones dorsales han evolucionado notablemente, pasando de simples acolchados a sofisticados sistemas que combinan tecnología y ergonomía.
Los primeros pasos: protección básica
En los inicios del parapente, la protección dorsal era prácticamente inexistente. Las sillas apenas contaban con una fina capa de espuma que ofrecía poco más que comodidad. La mayoría de los pilotos asumían el riesgo con naturalidad o desconocimiento, en parte porque las técnicas de vuelo eran más rudimentarias y la conciencia sobre la seguridad estaba poco desarrollada.
A medida que el deporte crecía y se popularizaba, comenzaron a reportarse más incidentes, especialmente lesiones vertebrales derivadas de aterrizajes violentos o colapsos en vuelo. Fue entonces cuando los fabricantes introdujeron las primeras protecciones de espuma de célula cerrada —más densas y gruesas— insertadas en la parte trasera de las sillas. Estas ofrecían una protección pasiva ante impactos verticales, especialmente en colisiones con el suelo.
La llegada del airbag
A finales de los años 90 y principios de los 2000, el concepto de protección dio un salto con la introducción de los airbags dorsales. Estos consisten en cámaras de aire que se inflan automáticamente con el flujo del viento al comenzar el vuelo. Este sistema, menos rígido que la espuma, absorbía mucho mejor los impactos y añadía poco peso a la silla.
Sin embargo, el airbag presentaba una debilidad: necesitaba estar inflado para ser eficaz, lo que lo hacía menos útil en caídas a baja altura o durante el despegue. Para corregir este punto, algunos modelos incorporaron sistemas preinflados con varillas o estructuras internas que aseguraban volumen desde el primer momento.
La protección híbrida y la integración del back protector
Con el tiempo, los diseñadores comenzaron a combinar espuma y airbag en sistemas híbridos, logrando una protección más versátil. Paralelamente, se integraron protectores tipo back protector, similares a los usados en motociclismo o snowboard, homologados bajo normas como la EN 1621-2. Estos protectores, compuestos de materiales viscoelásticos o polímeros de absorción de impacto, ofrecían una excelente protección frente a compresiones vertebrales.
La innovación más destacada en esta etapa fue el uso de espumas con memoria (memory foam), que se endurecen al recibir un impacto, dispersando la energía. Además, al estar completamente integradas en la silla, no requerían instalación adicional por parte del piloto.
La era digital: airbags inteligentes y sensores
En los últimos años, y gracias al avance de la microelectrónica, algunos fabricantes han comenzado a desarrollar sistemas activos de protección con sensores de aceleración y algoritmos que detectan una caída inminente. Aunque aún en fase de desarrollo o producción limitada, estos sistemas prometen abrir una nueva era en la seguridad del parapente.
Se han visto prototipos de airbags electrónicos, similares a los usados en motociclismo de competición, que se inflan en milisegundos ante una señal de caída detectada por un giroscopio o acelerómetro. Aunque su coste es elevado y su implementación técnica compleja, su potencial es enorme para reducir lesiones graves.
Hacia un vuelo más seguro
La evolución de las protecciones dorsales en el parapente refleja una tendencia clara: aumentar la seguridad sin sacrificar la ligereza ni la libertad de movimiento. Lo que comenzó como un deporte de aventura con mínimos estándares de protección se ha transformado en una actividad cada vez más consciente de la importancia del equipo técnico.
Hoy, elegir una silla con una protección dorsal eficaz —ya sea de espuma, airbag o híbrida— es casi tan importante como seleccionar una vela adecuada. Y en un futuro no muy lejano, los airbags inteligentes podrían convertirse en un estándar de facto, haciendo del vuelo libre una experiencia no solo emocionante, sino también mucho más segura.