Técnica del despegue en parapente biplaza: clave para un vuelo seguro y exitoso
Como monitor de parapente con años de experiencia en vuelo biplaza, puedo afirmar que uno de los momentos más cruciales de todo el vuelo es, sin duda, el despegue. Es en ese instante cuando piloto y pasajero deben trabajar en sintonía perfecta para lograr una transición fluida del suelo al aire. En este artículo, me enfocaré en la técnica del despegue en parapente biplaza, abordando sus aspectos técnicos, físicos y comunicativos, esenciales para garantizar un vuelo seguro y placentero.
Preparación: la base de todo
Antes de cualquier intento de despegue, es imprescindible realizar una correcta preparación del equipo. El parapente biplaza, debido a su tamaño y al peso extra del pasajero, requiere una atención aún mayor que un parapente monoplaza.
La revisión del equipo incluye:
* Comprobación del estado de la vela, líneas y arnés.
* Asegurarse de que los mosquetones estén bien cerrados y en la posición correcta.
* Confirmar que el viento sopla dentro de los parámetros seguros, generalmente entre 10 y 25 km/h y, de preferencia, de frente.
* Evaluación del terreno de despegue: debe estar libre de obstáculos, con una pendiente adecuada y suficiente espacio para la carrera.
En el biplaza, también es vital realizar una charla previa con el pasajero. Explicarle qué esperar, cómo debe actuar y, sobre todo, cómo colaborar en el momento de la carrera. Una buena comunicación desde el inicio puede marcar la diferencia entre un despegue exitoso y uno problemático.
Posicionamiento inicial
El piloto debe colocarse detrás del pasajero. Ambos arneses deben estar bien ajustados, y los puntos de anclaje conectados correctamente. Es fundamental que el pasajero esté erguido, con el peso centrado en los pies, y listo para correr hacia adelante sin sentarse prematuramente.
El piloto, por su parte, debe sostener los frenos con precisión y tener el control de los elevadores delanteros, preparados para la fase de inflado de la vela. Las líneas deben estar ordenadas y sin enredos.
Inflado y control de la vela
El primer paso técnico del despegue es el inflado de la vela. En condiciones ideales de viento, se puede realizar un inflado estático (sin avanzar), aunque en la mayoría de los casos se hace con carrera.
El piloto tira de los elevadores delanteros con firmeza y progresividad, ayudado por la resistencia del viento y la carrera inicial. Es fundamental mantener una visión constante sobre la vela: si sube descentrada o con alguna oreja colapsada, hay que abortar el intento de inmediato.
Una vez la vela está completamente inflada y sobre la vertical de los pilotos, se estabiliza mediante los frenos, realizando pequeñas correcciones para mantenerla firme y controlada.
La carrera de despegue
Este momento es el más determinante. El piloto da la orden de correr con energía y decisión. Tanto él como el pasajero deben avanzar de forma constante y sin detenerse. El error más común del pasajero es sentarse antes de tiempo, lo cual puede desequilibrar todo el proceso.
Por eso, es importante repetirlo durante la charla previa: corre y no te sientes hasta que estemos volando. El pasajero debe mantener los pies activos y seguir corriendo incluso cuando sienta que el suelo se le escapa. Solo una vez que ambos estén volando claramente, el piloto dará la orden para sentarse cómodamente en el arnés.
Durante esta fase, el piloto gestiona el ángulo de ataque mediante los frenos y el control direccional. Si hay una ráfaga o un cambio de viento, debe reaccionar con rapidez para mantener la trayectoria y evitar despegues asimétricos.
Consideraciones finales
El despegue en parapente biplaza requiere técnica, práctica y, sobre todo, una gran capacidad de liderazgo por parte del piloto. La anticipación de posibles errores, la buena comunicación con el pasajero y el conocimiento profundo del entorno y el material son los pilares que garantizan un despegue seguro.
Aunque el vuelo puede parecer el momento más emocionante, es en el despegue donde realmente se demuestra la pericia del piloto. Si esta etapa se ejecuta con precisión y control, todo el resto del vuelo suele desarrollarse sin complicaciones.
Por eso, tanto para pilotos novatos como para instructores experimentados, nunca se debe subestimar la importancia de dominar esta técnica. Porque en el parapente, todo gran vuelo comienza con un gran despegue.