Sabores con vistas: dónde saborear la gastronomía local después de volar en parapente en Sopelana.
Si acabas de aterrizar de una experiencia inolvidable en parapente biplaza sobre los acantilados de Sopelana, aún con el corazón latiendo más rápido de lo habitual y una sonrisa difícil de borrar, es momento de completar el día con otro placer que esta zona del País Vasco sabe ofrecer muy bien: su gastronomía.
Sopelana, además de ser un paraíso para los amantes del vuelo libre, es también un rincón que rebosa sabores auténticos, frescura marina y tradición vasca. Aquí, la comida no solo es una necesidad, sino una forma de vivir, de compartir y de celebrar la vida. Y después de un vuelo donde el mundo se ve desde otra perspectiva, nada como aterrizar en una mesa con vistas al Cantábrico para seguir en lo más alto.
Pintxos y terrazas frente al mar
Empieza tu ruta gastronómica con algo ligero pero sabroso. En el casco urbano de Sopelana encontrarás bares con carácter donde los pintxos son los protagonistas. Desde clásicos como la gilda o la tortilla de bacalao hasta creaciones más contemporáneas con toques gourmet, estos bocados pequeños son el acompañamiento perfecto para una caña bien tirada o un txakoli bien frío.
Si prefieres seguir disfrutando del paisaje, dirígete hacia la playa de Atxabiribil o Barinatxe. Hay varios locales con terrazas que ofrecen una vista inmejorable del mar y los parapentes que aún surcan el cielo. Es el lugar ideal para saborear una ración de rabas crujientes, pulpo a la brasa o una ensalada de ventresca con pimientos asados, mientras revives mentalmente cada segundo de tu vuelo.
Del mar al plato, con alma vasca
Para quienes quieren algo más contundente, hay restaurantes cercanos que apuestan por una cocina tradicional vasca con producto fresco y toques de autor. Rodaballo al horno, marmitako de bonito o una buena txuleta de vaca vieja son apuestas seguras. Muchos de estos locales ofrecen menús con maridaje local, una excusa perfecta para brindar con un vino de Rioja Alavesa o una sidra artesanal.
Un dulce final para un día perfecto
Y si te queda sitio para el postre, no puedes irte sin probar la pantxineta, ese hojaldre relleno de crema y almendras típico de la zona, o una cuajada casera con miel. Ideal para cerrar un día lleno de emociones intensas.
Porque en Sopelana, volar es solo el principio. Aquí, cada experiencia se acompaña con sabor, paisaje y tradición. Y después de tocar el cielo, ¿qué mejor que saborear la tierra?